- La Mantis
religiosa o Santateresa, como la llaman en
algunos países de América del Sur, es una especie de
insectomantodeo de la familia Mantidae originaria del sur de
Europa. Es un insecto de tamaño mediano, aproximadamente de 4 a 6 centímetros, con un tórax largo y unas antenas
delgadas. Tiene dos grandes ojos compuestos y tres ojos
sencillos entre ellos. Como mi suegra, que lo ve todo con esos ojos
diminutos y miopes que tiene - dice Lorenzo, profesor de anatomía animal de la
Universidad de Pontevedra. Las/os alumnas/os rompen a carcajadas y otras/os se
despiertan de sus sueños de medía tarde por el jaleo de las risas - Puede
girar la cabeza hasta 180º grados. Esta ya es cualidad de mi esposa, creo
que la heredó de su padre. Al cual le rotaba la cabeza a toda velocidad en los
partidos del Pontevedra Club de Fútbol. Malísimos... en fin... ¿por donde
íbamos?. ¡Ah si! sus patas... sus patas delanteras están provistas de
fuertes espinas para sujetar a sus presas y es el único animal conocido que
cuenta con un único oído, localizado en el tórax. Son animales
solitarios, excepto en la época de reproducción, cuando macho y hembra se
buscan para aparearse. Como vosotros los fines de semana, pero sin fines
reproductivos - otra carcajada sonora retumba en la clase. Lorenzo sigue
explicando con tranquilidad la fisonomía del insecto y sus peculiaridades.
Tiene un tick de lo más curioso, cada cinco minutos, aproximadamente, le
tiembla la pierna derecha. No es nada grave, solo un tick nervioso. Cuando
padece de estrés la convulsión es tan fuerte que le agita todo el cuerpo. Los
médicos llegaron a pensar que padecía epilepsia, pero nada tan serio - Cuando
hay más de un macho cerca de una hembra, éstos se pelean y sólo uno se
reproduce, los demás mueren o se joroban y miran, como en la vida misma. En
algunas ocasiones, durante y tras el apareamiento, la hembra se come al macho.
Es la danza del amor. El fino velo entre la vida y la muerte. Primero la guerra
entro los machos, después el macho victorioso se gana a la viscosa hembra,
¿para que?, ¿para morir devorado?, como solo se da este suceso en raras
ocasiones vale la pena correr el riesgo y si eso, morir en el intento, pero con
una sonrisa placentera en la cara - los alumnos aplauden al profesor y algunos
silban y vitorean.
- ¡Frenen ya con este escándalo joder! -
dice un hombre de edad media, bajito y delgado - ¿Esto es una clase de
universidad o son puros párvulos? - dice con mofa. Entra otro hombre tras él,
este parece más viejo, pero más apuesto. Tiene un bigote largo y retorcido, como
si se lo fijara con gomina.
- ¿QUIENES SON USTEDES? - grita molesto Lorenzo,
viendo como su clase magistral estaba siendo frenada por dos individuos
mediocres de aspecto peculiar.
- Detective Loño y agente Spuch - sacan sus
respectivas acreditaciones y placas - Venimos a por usted, señor Lorenzo Vara
Pía. Así que baje de la tarima y acompáñenos - dice el viejo con cara de pocos
amigos.
- Perdonen, es Doctor, Doctor Lorenzo Vara Pía -
traga saliva y sujeta la convulsión de su pierna con discreción.
Pero es imposible, esta tan alterado que casi cae del entarimado - ¿Pero de que
carajo se me acusa? - dice indignado.
- De homicidio
en primer grado.
- JAJAJA -
rompe en una sonora risa Lorenzo - ¿Y se puede saber de quien?.
- De su
esposa. Acompáñenos - dicen ambos policías. El más joven lo esposa y lo
baja del escenario. Se lo llevan a la fuerza, Lorenzo brama colérico "Esto
es abuso de la autoridad. Quiero a mi abogada. Se arrepentirán de lo
que han hecho... madre mía, ¡esto es absurdo!". Las/os alumnas/os se
quedan perplejos y comienzan a cuchichear y a hacer apuestas de todo tipo. El
rumor es audible. Hasta el decano hace una rifa sobre el asunto con las/os
profesoras/es.
Lorenzo se
encuentra en una sala de interrogatorios. Esta sentado en una silla negra de
espuma. Frente a él hay una mesa y un vaso de agua medio vacío. Entran
sendos policías a la sala.
- Lorenzo...
ya hemos avisado a su abogada. Esta de camino. Puede negarse a no responder
nada hasta que ella llegue - dice el policía joven.
- Eso pensaba
hacer - dice refunfuñando como un niño Lorenzo.
- Bien, pero
nosotros le pondremos al corriente de la información que hemos averiguado y
luego veremos que es lo que nos dice usted. Cual es su coartada.
- Muy bien,
hagan su trabajo - dice Lorenzo - pero háganlo bien de una. No quiero
volver a pasar por semejante humillación en mi vida. Entrometiéndose en mi
clase, ¡sin mi permiso!, y fastidiando la educación de las nuevas generaciones,
mis nuevas generaciones.
- Lorenzo...
no nos caliente que la cosa esta ya que arde... no se si de da cuenta pero el
asunto es serio... y se lo aviso, no nos vamos a andar por las ramas - le dice
el policía del bigote.
- Bueno, el
caso es que su mujer ha aparecido muerta en el río Verdugo, cerca de la Serra
do Suído. Los forenses nos han dicho que su mujer llevaba fallecida seis días y
que la causa de la muerte fue asfixia. Como es evidente, el cadáver fue
tirado al río. Tiene varías contusiones en el cuerpo, pero estas ya sucedieron
post mortem. Su cuerpo fue encontrado por unos pastores que paseaban a sus
cabras por la zona - dice el detective Loño.
- ¡Madre mía!.
No se que decir... Yo no lo hice. Jamás le hubiera hecho daño a Balbina. Yo la
quiero. Siempre la he querido.
- El caso es
que sus amigas y familiares dicen todo lo contrario. Su matrimonio
se hundía más rápido que el Titanic y usted, en un arrebato de furia,
al enterarse que su mujer le quería abandonar e irse con su hermana a Praga
la asfixio, sin pensarlo.
- ¿Balbina me
iba a abandonar?.
- No se haga
el ingenuo, usted lo sabía, lo sabía todo el mundo - le recrimina el más viejo.
- No, yo
pensaba que se había marchado de viaje con su amiga Danna. Se iban quince días
a Logroño, a visitar a unos familiares de Danna. Pregúnteselo a ella.
- Ya hemos
hablado con ella. Fue la que dio la voz de alarma al ver que su amiga
no le cogía el teléfono en tres días.
- Danna...
siempre tan entrometida. Bueno... que quieren que les diga. Me han dejado
completamente confuso. Así de primeras me entero de que mi mujer ha sido
asesinada, que me iba a abandonar y que todo el mundo cree que yo la mate. Eso
no es cierto.
- ¿Donde
estaba el sábado 15? - le interrumpe el agente.
- En un
congreso de biología molecular. Pueden comprobarlo.
- Ya lo hemos
hecho. Pero se ausentó por unas horas del congreso, exactamente de 20.30h a 23h
de la noche - dice el más joven.
- Fui a dar un
paseo.
- ¿Acompañado?
- preguntan ambos.
- No, solo,
quería desconectar después del largo seminario.
- Entiendo...
¿y no sería que usted volvió a su casa con la fija y malévola idea de asesinar
a su mujer, la cual ni se daría cuenta, por los
fuertes somníferos que toma?.
- ¡No!, ¿pero
por quien me toman?. No soy ningún monstruo.
- Eso esta por
ver - dice el agente Spuch.
Dejan solo a
Lorenzo en la sala, no pueden seguir con el interrogatorio hasta que llegue su
abogada.
Entran de
nuevo, solos, los dos policías.
- La señorita
Vivas no va a poder venir, así que lo dejamos en libertad, pero no se vaya muy
lejos, pues pronto deberemos de hablar con usted.
- No, yo
quiero resolver todo esto ahora. Quiero hacer una confesión. Yo
no mate a mi esposa pero se quien lo hizo.
- ¿Quien? -
pregunta el teniente.
- No se lo van
a creer… suena a cuento. Pero es lo que vi con mis propios ojos. Fue Tom
Jones.
- ¿Quien es
ese Tom Jones?.
- El cantante.
- ¿Pero que
sandeces esta diciendo?.
- Ya les dije
que no me creerían. Se lo avisé. Pero no miento.
- Explíquese.
- Cuando me
fui del congreso si que volví a casa, pero no con la intención de matar a mi
esposa como ustedes dicen, iba a por un par de prendas más, pues durante el día
había ensuciado parte de mi ropa.
- ¿De que
forma?, ¿con qué?.
- Eso no es
importante.
- Si que lo
es, díganoslo.
- Bien, con
semen, si es que quieren saberlo. ¡Me masturbe y manché toda mi ropa!, ¿esta
bien así?.
- Prosiga.
- Cuando
llegue a casa todo parecía normal, la puerta no estaba forzada, las luces
apagadas, Balbina durmiendo, o eso creía yo. U”a tranquilidad corriente. Pero
al llegar al salón vi a Tom Jones sobre la mesa cantando "I'm coming
home to your loving heart. Till the one that I was, true way and broke apart...” y claro, me quede de piedra. Pues
siempre he sido su admirador, desde pequeño. Adoro la canción de It's not unusual. Ha salido en tantas
películas ese tema. En fin, le pregunte como había entrado en mi casa y que
hacía cantando en mi mesa. Y él me dijo que estaba celebrando mi soltería.
No lo entendí. Pero como estaba eufórico, no le hice más preguntas. Nos pusimos
a bailar y nos bebimos un whisky. Pensé en despertar a Balbina, pero él no me
dejo. Y me contó todo. Había asfixiado a Balbina pues sabía que yo
era infeliz con ella y me había quitado ese lastre de encima. Yo no lo
comprendía, pensaba que bromeaba, pero cuando fui a nuestro dormitorio y la vi
hay, muerta, fui consciente de todo. Salí hecho una furia de la habitación y
golpeé a Tom. Este me dio un bofetón tan fuerte que me tiro al suelo,
y me dijo que me tranquilizará, que él se encargaría de deshacerse del cuerpo,
que no temiera, yo no había hecho nada. Yo quise llamar a la policía, pero
no me dejo, me amenazo con matarme a mí también. Me llamo desagradecido, por no
saber valorar el regalo que me había hecho.
- ¿En serio?.¿
En serio quiere que nos creamos esta fantasmada?.
- Yo digo la
verdad. Yo no lo hice, fue Tom, Tom Jones.
- Anda
Spuch apártalo de mi vista, un minuto más con este cretino y no
respondo de mis actos.
El agente
Spuch se lo lleva hasta la entrada de la comisaría y lo hecha a patadas. Esta
más que harto de estas pantomimas del tres al cuarto. Entra de nuevo
a la sala de interrogatorios.
- Otro que
querrá alegar enajenación mental y acabará de rositas. ¡Maldito cerdo! - dice
enfadado Loño.
- Cálmese
Loño, a ese canalla lo vamos a agarrar por los huevos, pero bien agarrado. Este
no se nos escapa - dice Spuch golpeando la mesa.
Esther